Al abrir este cuento lo primero que encontramos son dos grandes ojos amarillos. Al dar vuelta a la página nos damos cuenta de que son los ojos de un monstruo cuya horrible cara va apareciendo poco a poco: primero su larga nariz azul; luego sus filosos colmillos, hasta que es desenmascarado totalmente.
Pero ésta es sólo la mitad de la historia. Cuando se muestra en todo su horror podemos gritar al monstruo: "¡ No me asustas! ". Seguimos pasando las páginas y los rasgos espantosos van desapareciendo, y el monstruo con ellos. "Y no vuelvas más, hasta que yo lo diga!", se lee al final.
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